Buscar este blog

domingo, 29 de julio de 2018

Tellina

Foto: V. Aparici
Siguiendo el hilo del anterior post, os presento a la tellina que en verdad no lo es. Menos mal que también se le llama coquina. ¡El lío está servido!

En su día ya os presenté a la verdadera tellina (os animo a rebuscar entre los viejos posts).

Esta especie es conocida como tellina, pero no tiene nada que ver con la familia Tellinidae ya que pertenece a otra familia de moluscos bivalvos bien distinta: la Donacidae.

Así pues, responde al nombre artístico de Donax trunculus. Todas las «tellinas» son increíblemente parecidas y esta quizás es la más fácil de identificar por lo acortado que tiene el margen posterior.

Es amante de los fondos de arenas limpias de grano medio y pequeño (entre 1 y 5 m de profundidad) y se alimentan del plancton que obtienen al filtrar el agua de su alrededor.

Seguro que cuando erais pequeños y excavabais en la arena, os encontrasteis alguna viva. Hoy eso es prácticamente imposible.

Desde 2015, la prohibición de su captura en la Comunidad Valenciana, se justifica con los mismos motivos por los que se prohibió la de las chirlas. Pero aquí la reducción de capturas fue más alarmante ya que en 3 años se redujo un 63,6%.

Texto corregido y revisado por laerrataquemata.com

jueves, 19 de julio de 2018

Chirla

Foto: V. Aparici


Aquí tenemos a la famosa y deliciosa chirla o rossellona, conocida por los expertos como Chamelea gallina y que antes pertenecía al grupo de las familiares Venus.

Concha típica por excelencia, es bastante común en playas y pescaderías.

Vive a poca profundidad y no sobrepasa los 30 m de fondo. Le encantan los fondos de arenas limpias; sin fangos. Se trata de una especie filtradora de agua marina de donde obtiene el plancton del que se alimenta.

Se capturaba desde barcos con dragas y rastros a poca profundidad —así como con azadillas u otros útiles de mano—, en aguas costeras o aprovechando la bajamar, en las zonas donde las mareas son apreciables.

Desde 2015 en la Comunidad Valenciana está prohibida su captura, al igual que la de tellina (a las que dedicaremos otro post).

Todo ello se debe al seguimiento que realiza la administración pública de la evolución de las poblaciones de ambas especies que rozan actualmente una situación crítica, debido a la sobrepesca. En el caso de la chirla, en 3 años diminuyeron las capturas en un 42%.

Habrá que esperar para seguir degustándola.


Texto corregido y revisado por laerrataquemata.com

viernes, 13 de julio de 2018

Alga Parda


No todas las algas son verdes. Os vamos a presentar un alga parda o feofícea. En estado adulto son pluricelulares (aunque a diferencia de plantas y animales no forman tejidos complejos), y macroscópicas (visibles al ojo humano).


Su color se debe a los pigmentos que acompañan a las verdes clorofilas: los carotenos y las xantófilas que se mezclan como en una paleta de pintor para dar ese color pardo que las caracteriza.

Una antigua teoría atribuía esta variación cromática a una distribución en la columna de agua donde poder captar la radiación disponible en cada profundidad.

Esta teoría ha quedado obsoleta al encontrar algas verdes, rojas o pardas a cualquier profundidad a la que llegue la luz. Parece ser que el límite en profundidad tiene que ver más con la intensidad luminosa que con el tipo de radiación solar que puede ser captado bajo el agua. 


Foto: V. Aparici
Si habéis llegado aquí y aguantado el adoctrinamiento biológico, merecéis  como premio conocer esta alga parda que posiblemente responde al nombre de Taonia atomaria


Se fija al sustrato rocoso mediante un disco del que salen sus frondes (pseudohojas) que pueden llegar hasta los 30 cm de longitud. Raramente se encuentra por debajo de los 20 m. Es de hábitos esciáfilos (más de sombra que de sol) y epilíticos (que vive encima de las rocas) y también podemos encontrarla en charcos de marea, allí donde esta sea bien perceptible.


Las estrías más oscuras que se observan, tiene relación con los órganos reproductores.

Texto corregido y revisado por laerrataquemata.com



viernes, 6 de julio de 2018

Comepiedras 2

Como prometí en el pasado post, vamos a conocer a estos moluscos litófagos que perforan las piedras (aunque es posible que se cuele algún inquilino).

Ya os presenté a uno en otro post: la barrena o Pholas dactylus.

Alguno son muy apreciados en gastronomía, pero debido al método de extracción empleado (cargarse toda roca con agujeros), hoy se encuentran protegidos.

Foto: V. Aparici
El primero de ellos corresponde a la especie Petricola lithophaga —que llega a vivir hasta los 100 m de profundidad—. Su nombre «artístico» nos dice donde vive y lo que se creía que comía cuando fue descrita para la ciencia.

Tiene la concha muy frágil y eso que vive rodeada de calcio. En verdad no le hace falta esa robustez ya que, una vez inicia su excavación, nunca abandonará el lugar. Eso sí, lo ampliará a su gusto a medida que crece su concha.


Foto: V. Aparici
El siguiente es Irus irus. Esta especie no perfora sino que utiliza los agujeros que otros han perforado. Tampoco desprecia vivir entre los rizomas de Posidonia oceanica, pudiéndose encontrar hasta los 70 m de profundidad.

Foto: V. Aparici
El último es conocido como Dátil de mar por su forma y color como podréis ver en las fotos finales del post. 

Este ejemplar llevaba muchísimo tiempo muerto en la roca del arribazón donde lo encontré y ha perdido su característico color.  Se trata de Lithophaga lithophaga

Este animal, mediante un ataque químico que produce gracias a unas glándulas de su manto, va diluyendo las rocas calcáreas situadas a poca profundidad (hasta los 25 m, aunque prefiere cotas casi superficiales), de ahí su accesibilidad para ser capturado por nuestra especie.

Se fija al agujero por el biso del que se desprende cuando decide reiniciar su actividad cavadora y esto le permite rotar la concha en el interior del agujero así como regenerar un nuevo biso.

Asoma un poco la concha para alimentarse filtrando fitoplancton. De ahí que esté feliz a no más de 5 m de profundidad. Estos dos factores son la causas de su perdición. 

Esta presión, sometida por nuestra especie, es la que le ha llevado a ser especie protegida por los anexos II del Convenio de Barcelona y II del Convenio de Berna, así como por el anexo IV de la Directiva Hábitats.

Lithophaga lithophaga. Foto: Jiří Novák


Lithophaga lithophaga. Foto: Jiří Novák





Texto corregido y revisado por laerrataquemata.com

domingo, 1 de julio de 2018

Comepiedras 1

Si observamos la foto de abajo vemos una roca con algún que otro agujero.

Foto: V. Aparici
En la foto hay trampa ya que he fotografiado la parte de la roca que reposa sobre el fondo. 

En la siguiente ya se ve como la veríamos bajo el agua.


Foto: V. Aparici
Podéis observar en esta imagen la barbaridad de agujeros a la que ha sido sometida esta pobre piedra (o roca). 

Los causantes de tal actividad son los organismos litófagos (comepiedras). Casi todos moluscos bivalvos que, al morir, dejan un microhábitat en los orificios que son reconquistados por otros inquilinos marinos como briozoos, gusanos (poliquetos y sipuncúlidos), y sobre todo, refugio de larvas de langosta.

En el siguiente post os presentaré a estos frenéticos perforadores.

Texto corregido y revisado por laerrataquemata.com