Foto: V. Aparici |
Es muy común en nuestras playas encontrarse estos pequeños bivalvos de concha bastante irregular porque nos llaman la atención por sus valvas nacaradas.
El premio está en encontrar un ejemplar completo y no tirarlo por tener un agujero (este lo tiene de serie en la valva inferior).
Los ligamentos que unen las valvas son igual de frágiles que la valva inferior plana y perforada. Estos dos hechos hacen que sea difícil encontrarlo entero pero es muy común encontrar las valvas sueltas (sobre todo la superior, abombada y sin agujero, es la que resiste mejor la furia del mar).
Bueno, este nacarado amigo recibe el nombre artístico de Anomia ephippium, nombre invariable desde que Linné lo bautizó en 1758.
Presente en fondos rocosos, al abrigo de las corrientes, desde la superficie hasta los 150 m de profundidad. Vive fijo sobre otros animales (mayoritariamente moluscos) o en las partes de anclaje al sustrato de algas y plantas marinas.
Me parece injusto el nombre común que recibe: ostra de perro.
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