Foto: V. Aparici |
En uno de nuestros pocos paseos que hemos podido hacer debido a las intensas lluvias de este mes, hemos observado este castillo erosionado por el oleaje.
Automáticamente me ha recordado a nuestras Islas Columbretes. Para quienes desconocen este magnífico archipiélago volcánico, aquí os dejo una imagen.
Su nombre se debe a las serpientes (Coluber) que habitaban estas islas (bautizadas por los romanos) y que vivieron plácidamente allí hasta que los humanos decidimos habitarlas para la construcción del faro. En verdad no eran inofensivas culebras sino peligrosas víboras hocicudas.
Situadas a unas 30 millas náuticas del puerto de Castellón (por el mismo precio os hago el cálculo a kilómetros: 30 x 1,852 km = 55,56 km), son una Reserva Natural fruto de la fusión de las anteriores figuras de protección: Parque Natural (para el medio terrestre) y Reserva Marina (para el medio acuático).
De acceso limitado a un cierto aforo, solo se puede desembarcar en la isla más antropizada, la Illa Grossa. Las otras tres que forman el archipiélago –Foradada, Ferrera y Carallot–, solo se pueden circunnavegar.
La Illa Grossa parece un copia en miniatura de la conocidísima Santorini y al igual que ella es un edificio volcánico con un cráter invadido por el agua de mar.
Desde la Illa Grossa podemos ver a la derecha la Ferrera y a la izquierda la Foradada. Foto: V. Aparici |
Espectaculares fondos marinos y una fauna y flora autóctona hacen del lugar un verdadero laboratorio viviente, como bien supo ver el archiduque Ludwing von Salvador en 1895.
Mapa: Conselleria de Territori i Habitatge de la Generalitat Valenciana |
Texto corregido y revisado por laerrataquemata.com
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