Los veranos siempre nos llenan de olores, sabores y otros recuerdos.
En mi infancia y durante dos veranos, estuve en unas colonias escolares al norte de mi provincia, en Vinaròs, y recuerdo con cariño las excursiones a la playa, entonces, de hermosos guijarros que te golpeaban las piernas cuando atravesabas la zona de rompiente.
Recuerdo coleccionar, junto con mis compañeros, vidrios de colores translúcidos y pulidos. Había muchos, ya que los líquidos utilizaban como envase el vidrio, que además era retornable.
En la playa, sobre todo si es de guijarros, al romperse cualquier envase se abandonaba y, con mucha paciencia, la fuerza del mar pulía esos trozos contra las piedras, convirtiéndolo en objetos atractivos para el coleccionista de tesoros.
El año pasado volví y me costó encontrar estos tesoros, ya que cada vez es menor el uso de envases de vidrio, que ahora se reciclan. Desgraciadamente el plástico ha vuelto a ganar la carrera.
Aquí os muestro el único que encontré, junto a un vidrio original de una botella de cava llena que rompí, muy a mi pesar, hace unos días.
Foto: V. Aparici |
Texto corregido y revisado por laerrataquemata.com
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