Cuando se habla de relaciones entre individuos de especies distintas siempre aparecen en la memoria colectiva los líquenes.
Esta asociación entre un alga y un hongo recibe el nombre de simbiosis, pero hay más tipos.
El inquilinismo, por ejemplo, es aquella asociación de especies en la que una de ellas utiliza el cuerpo de otra sin que esta obtenga perjuicio ni beneficio.
En este caso tenemos a un cangrejo ermitaño, Dardamus arrosor, que utiliza, como vivienda, la concha muerta de un Bolinus brandaris.
Pero la cosa no acaba aquí. Tenemos una anémona, conocida como Calliactis parasitica, que podría ser un caso de inquilinismo, pero como se beneficia del transporte que origina los desplazamientos del cangrejo, hablaremos de foresis.
Foto: V. Aparici |
Texto corregido y revisado por laerrataquemata.com
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