Foto: V. Aparici |
A veces nos creemos los únicos seres que paseamos por la playa (incluyendo nuestros animales de compañía y el ya conocido Beach Teach 2800).
Cuando el viento y del oleaje dejan su huella en la arena, reciben el británico nombre de ripple-marks. Estas marcas parecen ser efímeras pero pueden llegar, con el tiempo, a fosilizarse.
Muchos organismos marinos también dejan sus marcas, como bien saben los recolectores de navajas de las rías gallegas.
Los otros habitantes de las dunas también dejan huellas de su paso por la arena. Animales tan variados como lagartijas, escarabajos, aves, etc.
En este caso nos hemos topado con las huellas de una gaviota. Hasta ahí es fácil llegar, lo de la especie es más complicado pero posiblemente sean de Larus audouinii cuyo nombre artístico ha cambiado, no hace mucho, a Ichthyaetus audouinii.
Esta gaviota se identifica fácilmente por su pico rojo con el extremo negro, patas oscuras y tamaño más pequeño que la gaviota patiamarilla (Larus michahellis).
Curiosamente hace unos 20 años estaba en peligro de extinción y gracias a los esfuerzos conservacionistas, empezó a criar en lugares protegidos como el Delta del Ebro, Islas Columbretes, Albufera de Valencia e Islas Chafarinas.
Hoy en día se pasean como Pedro por su casa, llegando a buscar comida entre los restos de basura que nos dejamos en nuestros parques y jardines litorales (es que la gente piensa en todo).
De @pintafontes - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=39660632 |
Como es difícil guardarse una de estas huellas de recuerdo, podéis ver aquí como realizar moldes de estas en escayola.
De nuevo doy las gracias a Javier Guallart por su actualización pajarera.
De nuevo doy las gracias a Javier Guallart por su actualización pajarera.
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