Foto: V. Aparici |
Estamos ante otro molusco gasterópodo, parecido a las conocidas lapas.
Este molusco se caracteriza por su forma auricular (de oreja, vamos) y sus ocho orificios alineados que, en caso de peligro, aprovecha para soltar el agua, contenida en el interior de la concha, aumentando el efecto ventosa sobre el sustrato en el que pacen.
Su interior es inconfundible, ya que es puro nácar irisado. No es el caso de la foto, pues se trata de individuos muertos hace mucho y la concha ha sido erosionada por la abrasión marina.
Todos las especies mundiales pertenecen al género Haliotis y este ejemplar mediterráneo pertenece a Haliotis lamellosa, aunque se cree que es una subespecie de la atlántica Haliotis tuberculosa (que no tiene los pliegues arrugados). ¿Como se soluciona esto? Fácilmente, cambiamos su nombre a Haliotis tuberculata lamellosa y asunto resuelto.
Por estas tierras (ya en el interior, podemos encontrar fósiles que solemos llamar "orella de moro" (oreja de moro, en castellano), pero no tiene nada que ver con este género.
Esos fósiles pertenecen a ostras (moluscos bivalvos), pero como es muy difícil encontrar un fósil con las dos valvas, solemos creer que son orejas de mar fosilizadas. Este fósil, tan común en las zonas del Maestrazgo, responde al nombre de Exogyra flabellata.
Aquí lo teneis.
¿Se parecen o no?
Aviso a navegantes: La recolección de fósiles, está penado por la ley. Minerales y rocas los que queráis.
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