Foto: V. Aparici |
Este extraño objeto lleva conmigo más de 20 años y creo que es el momento de que tenga su minuto de fama.
Lo encontré en mi juventud en la desembocadura del río Mijares y en un principio creí que era un ladrillo erosionado por el mar.
Con el tiempo he ido cambiando de teoría, ya que los agujeros de los ladrillos son cuadrados y están más juntos. El material es el mismo que los ladrillos de construcción y mi teoría actual es que en su día fue una celosía de la que conserva 5 agujeros y restos de otros 4.
Como siempre la abrasión marina pule los bordes e incluso los hace agradables al tacto.
Y aparte de su extraña belleza, encontré en él nueva utilidad, siendo este uno de los motivos por lo que siempre ha estado delante de mí.
Foto: V. Aparici |
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