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miércoles, 1 de mayo de 2019

Otro misterio resuelto

Siempre he tenido mis dudas al encontrarme estos trozos que no entraban en mis esquemas mentales y de los que desconocía su procedencia.
Foto: V. Aparici 

En un principio pensé que eran restos de chapapote de petróleo o alquitrán que en su día nos manchaban las suelas de las acuáticas sandalias cangrejeras (100% plástico), con las que se nos equipaba en los veranos de nuestra infancia.

Los barcos petroleros realizaban un maniobra (hoy totalmente prohibida), que consistía en limpiar, en alta mar, los tanques vacíos de crudo con agua marina a presión para evitar que se quedasen restos en las paredes de los tanques, que poco a poco iban disminuyendo su capacidad inicial.

Debido a su fluidez y viscosidad, bien podían rodearse de arena antes de solidificarse, incluso servir de molde a alguna concha.

La segunda opción era que algún organismo bioconstructor lo hubiese fabricado.

Al final, el amigo José Juan Rubert me resolvió la duda.

La línea de costa varía constantemente debido a las construcciones de espigones y puertos, cambiando la dinámica litoral y produciendo unas zonas de erosión y otras de depósito.

En ese proceso pueden quedar enterradas antiguas playas que por la presión del agua, las sales minerales que lleva, este agua, disueltas y el peso del nuevo sedimento que tienen encima hacen que solidifique.

Cuando se revierte el proceso y comienza la erosión, las corrientes limpian el sedimento de encima y aflora esta roca que es destrozada y sus trozos transportados y desgastados por el oleaje, dándoles su conocida forma redondeada. 

Estas formaciones se encuentran dispuestas paralelamente a la linea de costa y a profundidades entre 5 y 25 metros, de ahí su abundante presencia.

Así que es tan solo vieja arena.


Texto corregido y revisado por laerrataquemata.com

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