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lunes, 10 de septiembre de 2018

¡No soy un cenicero!

¿Quién no ha usado esta concha como cenicero?

Foto: V. Aparici

Se trata de una concha bivalva –dura y bastante grande (hasta los 10 cm)–, que pertenece a un animal conocido en los ámbitos científicos como Lutraria oblonga. Se diferencia de las otras dos especie presente en el mediterráneo –la Lutraria lutraria y la Lutraria angustior– en que el margen dorsal acaba recto, mientras que en las otras dos es totalmente oval.

Es muy fácil encontrar valvas sueltas de este animal. Al ser muy resistente a la abrasión marina, podemos ver ejemplares muertos hace bastante tiempo y muy deteriorados, pero fácilmente identificables.

Si tuviéramos la suerte de encontrar un ejemplar con las dos conchas, veríamos que no encajan, sino que se quedan entreabiertas en ambos extremos. Esto permite al animal sacar los sifones y el pie por cada extremo sin abrir la concha.

Vive enterrada en fondos arenosos y fangosos entre los 10 y 35 metros de profundidad.


Texto corregido y revisado por laerrataquemata.com

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