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miércoles, 29 de abril de 2020

Cuarto Aniversario

Foto: C. Ventura

Parece mentira, pero hace ya cuatro años que apareció el primer post.

Doscientas cuarenta entradas alimentadas por todos los seguidores, muchos de ellos amigos y amigas (con alguno de ellos hacía tiempo que no tenía contato).

Ese ánimo también ha motivado mi espartana obligación de publicar cinco entradas al mes, llueva o truene.

La estadística nos dice que estamos cerca de las 43.000 visitas, algunas de las cuales son mías (cada vez que entro a consultar o releer algun post), pero no tantas.

En el ranquin de visitas sigue estando la misma en primer lugar y aquí las tenéis con su link por si queréis revisistarlas:

1. Petotas de Posidonia, 18/05/16 con más de 4.000 visitas.
2. El misterio de las conchas perforadas, 25/12/17 con más de 2.100 visitas.
3. Vértebras, 17/02/17 con casi 400 visitas. 
4. El reto del amigo Javier, 12/06/16 con 290 visitas.
5. Don Federico Albert Martí (1931-2005), 23/02/17 con 280 visitas.

En cuanto a países mejor os los dejo en una imagen y así aprendéis idiomas.
¿Rusia, Ucrania? ¿En serio? ¿A que me hackean el blog? ¿La región desconocida es la Atlántida? ¿Dónde están los de China?. Demasidas preguntas sin respuesta. Algunos de los de México y Francia son amiguetes, pero en los demás países no tengo contactos y desconozco que les motiva a visitar el blog.

En fin, iniciamos un año más.



Texto corregido y revisado por laerrataquemata.com



domingo, 26 de abril de 2020

Gaviota patiamarilla

Revisando las fotos que me envió el amigo Jorge, he descubierto esta:

Foto: J. Romero

Se trata individuos de juveniles de la famosa gaviota patiamarilla, Larus cachinnans michahellis, ya que sus cabezas aún no son completamente blancas, como en las adultas. También podemos observar el cuerpo completamente gris y el pico oscuro, presente en los pollos más jóvenes de un año de edad.


Con esta especie hay un lío en su clasificación y se incluyen una especie y dos subespecies, la original presente en el mar Negro y las subespecies del Mediterráneo occidental (michahellis) y el Atlántico (atlanticus). Ahí lo dejo con una foto de una adulto por si os atrevéis a ver cuál de las tres es.

Foto: Jörg Hempel



Texto corregido y revisado por laerrataquemata.com




domingo, 19 de abril de 2020

Libros con historia

Hoy os voy a contar la historia de mi primera guía de moluscos mediterráneos.

En mis visitas a casa de Federico Albert aprendí a manejar los volúmenes del famoso Parenzan, P. (1970). Carta d'identità delle conchiglie del Mediterraneo.  Ed. Bios Tara.

La fiesta fue inmesa cuando Federico adquirió el D'Angelo, G. y Gargiullo, S. (1978). Guida alle conchiglie mediterranee. Fabbri Editori. Fue un flechazo.


Ya os he hablado de esta guía en otro post, pero lo que la hacía muy interesante es la sencillez con que presentaba los ejemplares y que en esa época era una innovación, como podéis ver en la ficha de mi querida Mitra zonata.



Os aseguro que el italiano es más fácil leerlo que hablarlo.

La odisea comenzó al intentar, un adolescente de 17 años, conseguir un libro publicado en Italia en 1985, donde no existían ni Amazon ni el euro.

La fortuna a veces se alía con la suerte y, recién operado de apendicitis, me fui a Italia de viaje de fin de curso con un montón de liras, ya que al cambio eran 10 liras por peseta.

Un viaje por Milán, Pisa, Florencia y Verona no albergaban muchas posibilidades de adquirir un libro de conchas marinas, pero eso no iba a ser un problema para un cabezón como yo.

La primera parada, en Milán, nos sirvió para estirar los huesos de nuestra primera noche dentro de un autobús que parecía fletado por la Santa Inquisición. 

Una vez visitado el Duomo, me escapé por la impresionante Galería de Vittorio Emanuele II, que seguro debía tener librerías. En las dos que encontré no lo localicé y eso que me expresaba en perfecto Itagnolo, como diría el amigo Javier. Acabé el paseo en La Scala y algo me dijo que continuara, ya que en aquella época no sabíamos de navegadores ni de mapas digitales. Efectivamente, a un par de calles más encontré La libreria del Mare.

No me lo podía creer, más aun cuando me dijeron que lo tenían. Siguiendo los consejos de Federico compré dos ejemplares, uno para mí y otro para vender a la vuelta y así; de esta manera me saldría más económico mi ejemplar, que valía la friolera de 20.000 liras, a pesar de lo que marcaba en el libro.


A la vuelta vendí el otro ejemplar por 4.000 pesetas, de modo que compensé el precio del mío.

Dentro de él conservo algún que otro recuerdo, como la nota que dejó la amiga Miriam –cuando me lo devolvió– el verano que me volví a mudar a Castellón para realizar la Prestación Social.




Texto corregido y revisado por laerrataquemata.com

domingo, 12 de abril de 2020

Pico de loro

Esta ya prolongada cuarentena me ha dejado sin reservas, así que he tenido que buscar en el frigorífico.

La víctima ha sido la pobre sepia que esta noche será nuestra cena.

Os presento pues unas mandíbulas especiales llamadas pico de loro por la forma que tienen cuando las dos pieza estan juntas.

Foto: V. Aparici
Cuando hablamos de mandíbulas en animales invertebrados, hacemos referencia a la función que ejercen, pues ni en estructura u origen se pueden comparar. 

Este es el caso de las dos piezas que forman la mandíbula de pulpos, calamares y sepias. Están formadas por quitina (como el exoesqueleto de los insectos), agua, proteinas y algún que otro pigmento.

En la época de la caza de ballena del siglo XIX, encontraban grandes picos dentro del estómago de los cachalotes, junto a marcas de ventosas en la piel. Es fácil interpolar las dimensiones de marcas y picos con los de ejemplares conocidos y descubrir al calamar gigante, antes que nadie lo viera o al menos supiera lo que era.

Las novelas se nutrieron de ellos, como en Veinte mil leguas de viaje submarino de J. Verne (1869-79) donde un poulpe (pulpo) gigante ataca el Nautilus. Pero es en Moby Dick de H. Melville (1851), donde aparece por primera vez y esta vez sí se le llamó squid (calamar).

Como os habrá picado el gusanillo, os dejo la foto del primer calamar gigante, tomada en la ducha del reverendo Moses Harvey de Terranova, en 1874,  adquirido por este a un pescador al que desembolsó la friolera de 10 dólares.

Verrill, A. E., 1882, Report on the Cephalopods of the Northeastern Coast of America.



Texto corregido y revisado por laerrataquemata.com

viernes, 3 de abril de 2020

Crinoideo

En su momento ya os presenté un ejemplar muy perjudicado de un crinoideo.

Esta vez los antiguos paseos al puerto han dado con un ejemplar en mejores condiciones.

Foto: V. Aparici
Ya os hablé de lo morfológicamente raros que son dentro de su grupo, los equinodermos; al igual que los percebes y los balanos o bellotas de mar lo son para los crustáceos.

Todo apunta a Antedon mediterranea, que podéis ver abajo en todo su esplendor.

Es frecuente entre los 10 y 40 metros de profundidad,aunque puede sobreparar los 400 m, entre las gorgonias, algas y plantas, fondos blandos con corrientes y fondos rocosos. Se alimenta capturando plancton con sus brazos.

Foto: Roberto Pillon

Texto corregido y revisado por laerrataquemata.com