Está claro que la vida de buscatesoros requiere habilidad y paciencia.
Esta actividad no está exenta de competidores y algunos suplen sus deficiencias apoyándose en la tecnología.
Este es el caso que nos ocupa.
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| Foto: V. Aparici |
Como ya os he contado, este año no he tenido suerte con las velellas y las jantinas.
Menos mal que la amiga Laura se ha apiadado de mi desdicha y me ha mandado algunos ejemplares recogidos el 8 de abril en la cala Embaster de Formentera.
Por fin tengo mis primeros ejemplares de la que creo que responde al nombre de Janthina pallida y doy fe de que la concha es fragilísima, supongo que esto se debe a su poca calcificación, que la hace más ligera y evita su hundimiento. De esta forma, y gracias a esa mucosidad que captura aire, les permite flotar boca abajo, siguiendo a su comida favorita: las increíbles velellas.
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| Foto: V. Aparici |
A los pocos días de recibirlos, la amiga Laura me envió fotos de las puestas de estos peculiares animales, cosa que tampoco he visto nunca y que, con su permiso, os muestro aquí abajo.
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| Foto: L. Laroca |
Cada vez que he encontrado las conchas de este animal siempre provenían de capturas de pesca de arrastre.
Esta vez no iba a ser menos y, en uno de mis paseos por el muelle de amarre de los barcos arrastreros del puerto del Grao de Castelló, he conseguido esta perjudicada concha.
Se trata de Acanthocardia echinata, pariente de ese molusco de conchas bivalvas multicolores que tan común aparece en nuestras playas y que responde al nombre de Acanthocardia tuberculata, a la cual hemos dedicado algunos posts.
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| Foto: V. Aparici |
Se trata de una especie que vive enterrada en fondos de arenas enfangadas (de ahí su color), pero que puede encontrarse enterrada en cascajos del coralígeno.
Parece ser que las poblaciones mediterráneas prefieren mayor profundidad (a partir de los 40 metros de profundidad) que las atlánticas (que habitan a partir de la zona intermareal).
Texto corregido y revisado por laerrataquemata.com
Los faros siempre me han fascinado, aunque si hubiese tenido que trabajar en ellos no los tendría tan idealizados.
El trabajo de farero ha sido uno de los trabajos más solitarios y duros relacionados con el mar. Un trabajo que se va extinguiendo a medida que avanza la tecnología náutica y que acaba transformando sus hogares y lugar de trabajo en restaurantes u hospederías.
Así que, huyendo de la realidad, siempre me he refugiado en ellos a través de los libros y las visitas turísticas a todos los que han estado a mi alcance.
Dos libros han estado siempre presentes en mi biblioteca (y que se fueron para nutrir la futura y lejana biblioteca del Museo del Mar del Grao de Castellón). Aquí os dejo las portadas.
Se trata de una pequeña joya que mezcla historias, arquitectura, geografía y diseño. Una selección de faros e historias acompañadas de información sobre la localización en la carta náutica, los esquemas arquitectónicos y una ilustración para cada faro.
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Tomando como inicio, la obra de Julio Verne, El faro del fin del mundo, recorre faros este libro recorre faros de todos los mares; y, ¡como no!, visita dos faros mediterráneos españoles: el de Buda (Delta del Ebro) y el de las islas Columbretes.
Mejor no hago spoiliers y os dejo el booktrailer que ha realizado esta pequeña pero exquisita editorial.
Dando un paseo por el puerto me encontré con un animal que a primera vista parecía un pepino de mar hasta que le di la vuelta y descubrí su secreto.
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| Foto: V. Aparici |
Resulta que este animal lo podría haber encontrado en la playa, pero este fue sacado por un barco de arrastre.
Se trata de un gusano anélido poliqueto (esto último resulta evidente debido a la visibilidad de sus quetas o cerdas puntiagudas) que responde al precioso nombre de Afrodita aculeata.
Amante de los fondos arenosos donde vive enterrado, se alimenta de otros gusanos y de algún que otro cangrejo ermitaño. Es un tragaldabas, ya que puede zamparse presas enteras más grandes que él (2 o 3 veces su tamaño). Por contra, constituye una presa deliciosa para muchos peces.
Habita desde las aguas superficiales hasta los 2000 m de profundidad.
Texto corregido y revisado por laerrataquemata.com
