Foto V. Aparici |
En este mes de noviembre, el mar nos ha dejado medusas en nuestras playas.
Ha sido un verano caluroso y largo. Eso ha hecho que nuestro Mediterráneo esté más cálido que de costumbre y para muestra un botón.
Pequeña pero matona, esta preciosa medusa comparte la misma rama del árbol genealógico que las ortigas de mar y los corales, bajo el nombre de celenterados o cnidarios.
La especie que nos hemos encontrado es muy común y responde al nombre de Pelagia noctiluca. Su primer nombre hace referencia a donde suele vivir: en el pélagos (en griego "mar abierto") aunque a veces por diversos motivos se acercan a las costas en grandes cantidades.
Inconfundible por su pequeño tamaño, su transparencia y los tonos violáceos, sus tentáculos albergan unas células urticantes que inyectan un veneno que nos produce un picor similar a una quemadura.
Contiene el 99% de su peso en agua y junto a su ausencia de esqueleto, hace que fuera de su medio queden totalmente aplanadas. Dentro del agua sí apreciamos su belleza:
Foto: Hans Hillewaert |
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